Por razones de mi trabajo
en mi despacho contable, tuve la oportunidad de tratar con un joven Alemán a
quien llamaré Helmut, quien me platicaba su desesperación por la forma como se
hacen las cosas en México. Helmut vino
al país a explorar posibilidades de inversión para una multinacional alemana.
Primero estuvo en Veracruz, dónde compró un automóvil para moverse a lo largo
del estado. Sus documentos migratorios
están en regla, por eso pudo comprarlo. Y por razones de trabajo tuvo que
cambiar su lugar de residencia a la ciudad de México. Por ello, dio de baja las placas de su
vehículo en Veracruz, y muy campante fue a las oficinas de una delegación en el
D.F. con el fin de cambiar sus placas, y esta es su historia.
Me platica Helmut: ¨ Tuve
que hacer una fila de 184 minutos (tres horas) para pasar a una segunda fila
dónde me dijeron que al traer el carro tenencias de otro estado, tenían que ser
comprobadas en el sistema. Les expliqué que en Veracruz había un subsidio a la
tenencia, y me informaron que eso era irrelevante, que tenían que realizar una
investigación para estar seguros de que el auto que yo daba de alta en la
ciudad de México no estaba involucrado en la comisión de ningún delito. Para ello me mandaron a otra fila en la cual
perdí otras dos horas. A esas alturas
ya llevaba cinco horas y pico en el trámite de alta de placas. Una vez que llegué al empleado que debía
atenderme, me informó que me darían cita para informarme si estaban pagadas las
tenencias y si no se había cometido delito alguno con el automóvil. La cita me la dieron para un mes después
pues me explicaron no tenía placas mi auto, caso contrario, hubiera tenido que
esperar el doble de tiempo. Yo feliz de haber dado de baja las placas en
Veracruz. Así que durante ese mes no utilicé el automóvil para evitar riesgos
con los agentes de tránsito de la ciudad de México. Me
sugirieron tramitar un permiso para circular sin placas pero tenía un
compromiso y no acepté.
Al cabo de un mes regresé a
las oficinas y después de una fila de aproximadamente dos horas, en dónde me
dieron un documento que avalaba que el auto no había cometido delito alguno. de
allí pasé a una segunda fila en la que estuve alrededor de tres horas para
pasar a otra habitación dónde hice una fila de hora y media con todos mis
papeles en regla. Allí me dieron una
forma de pago que tenía que pagar en una oficina de la secretaría de hacienda
del distrito federal, pero la más cercana estaba a doce kilómetros de distancia.
Pero yo no llegué a tener tanta suerte, allí me informaron que el documento que
me habían dado en la fila anterior estaba mal hecho y que tenía que obtenerlo
de nuevo, porque el empleado de la delegación se había equivocado al llenar la
forma. Es decir, tenía yo que volver a
hacer la fila larguísima porque el empleado se había equivocado.
También insistieron en que
la tenencia al ser subsidiada por el estado, se consideraba no pagada, razón
por la cual tenía yo que pagar esa tenencia subsidiada con recargos y
actualización y de manera retroactiva en la tesorería del D. F. A esas alturas exasperado, decidí no dar de
alta mis placas en el D. F. y realicé un viaje especial a Veracruz para dar de
alta mis placas otra vez en el estado y quitarme de problemas con el gobierno
del D. F. ¨
Helmut al viajar del D. F.
a Veracruz y viceversa, se encontró en varias ocasiones con que había
accidentes en la carretera, en particular, los más graves en las cumbres de la
ruta entre Esperanza y ciudad Mendoza en la zona centro. Y a pesar de estar informada la policía
federal, jamás tuvo la suerte de que lo previnieran previo a pasar la caseta de
Esperanza o antes de comenzar la subida de las cumbres, en cd. Mendoza, para
evitar perder horas hombre esperando que el accidente fuera levantado por las
autoridades. Me dice que en las tres
ocasiones que le tocaron accidentes, estuvo en carretera parado aproximadamente
30 horas en total. Horas que él pudo
aprovechar en su trabajo, y que pudo evitar perder, simplemente desviándose de
la ruta con problemas.
El título de esta
colaboración ¿qué le digo? tiene que ver en cómo puede uno explicarle a una
persona que vive en un país civilizado, dónde las autoridades están para servir
en lugar de para estorbar o ignorar a los ciudadanos, que las autoridades del
D. F. hacen los trámites complicados con el fin de que se arregle con una
mordida, y que si hubiera pensado en corromper a alguien, hoy estaría con sus
placas flamantes del D. F. sin mayor preocupación. O cómo explicarle que a pesar de tener una
policía federal, responsable de las vialidades federales, es muy rara la
ocasión en que avisan a la población sobre un accidente, para que los
ciudadanos tomen otra ruta y se eviten las molestias que implica estar varados
por muchas horas en la carretera.
¿Cómo le explico? que en
nuestro país los funcionarios no comprenden que deben simplificar la vida de
sus patrones, esos que se conocen con el término de ciudadanos. Cómo decirle a un extranjero que los
mexicanos sólo en raras excepciones creemos en los funcionarios, y que hay
pocos funcionarios preocupados por que las cosas funcionen...
funcionario=persona que cumple funciones encomendadas=persona que hace que el
sistema funcione.
En Veracruz tenemos casos
excepcionales de funcionarios de distintos niveles, preocupados por que las
cosas funcionen y los ciudadanos tengan menos problemas en sus gestiones con el
sector público. He visto al secretario
de Seguridad Pública preocupado atendiendo a los ciudadanos y tratando de
resolver una situación heredada, que poco a poco va mejorando, y que a veces
parece empeorar antes de volver a mejorar.
He visto al responsable de Becas Estatales preocuparse por hacer fluido
el trámite para los aspirantes a becarios y preocuparse cuando por razones presupuestales
se retrasa el pago de las mismas. He
visto al encargado del registro civil de Córdoba involucrarse en los problemas
de los ciudadanos en su área, como si fueran de él, y resolverlos. Es decir, a pesar de que hay muchos malos
funcionarios y burócratas (en el término despectivo), también hay funcionarios
públicos que quieren hacer las cosas bien, y simplificar la solución de
problemas a los ciudadanos. El problema
es que no son mayoría.
Usted, ¿Cómo le explicaría
a Helmut que México es un país bizarro, en el cual una cosa son las leyes y
otra la realidad cotidiana? y ¿Cómo explicarlo, sin pasar vergüenzas? ¿Cómo no
perder el interés de los inversionistas que Helmut representa?
www.josecobian.blogspot.com
miguelcobian@gmail.com
@jmcmex
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